El conde y sus promesas
No culpe usted al tiempo, señorita. No culpe usted a la suerte. No culpe usted a nadie, y señaleme con el dedo, o llameme con las estrellas. Allí estaré, con los años que tengan que ser a cuestas, pero con la misma imaginación radiante, listo para besarla, justo cuando el reloj de las doce y la ciudad se convierta en un reino mágico de fantasías.
Y si no, no culpe usted al tiempo tampoco, si todo es tan concreto y nos separa un sinfín de imposibles realidades y supuestos, y prejuicios y de miedos. Entonces, no culpe usted al tiempo, ni a la suerte que no ha sido. No culpe usted a nadie, y no se aleje demasiado ¿sabe usted? yo sé volar en las condiciones adecuadas. Eso no sería un problema si me llama.
De Edwardo Almereyda "relatos fuera de campo"
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3 comentarios:
te dejo un haiku, que habla un poco de todo eso:
Volver de uno
cuando hemos ido lejos
resulta ajeno
es verdad. sobre todo cuando ya nadie te reconoce.
Condiciones adecuadas?
Si así son tus "fuera de campo", espero con gran intriga tus "fuera de foco".
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