lunes, julio 14, 2008

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Se ve como la casa a la que uno iba todos lo veranos
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Cada verano la casa que al abrir la puerta
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lo llenaba a uno con el olor que habia dejado
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como un año atrás.
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A veces me gusta, sin por qué,
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abrir la puerta,
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abrir la sensación de abrir la puerta.
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Aunque sea invierno,
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te extraño aunque sea invierno.
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lunes, mayo 05, 2008

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6444 palabras
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6444 palabras, señorita, escritas en su nombre
y que en el fuego en que ha quemado sus cuadernos, se desarman.
Solo queda un muro,
1231243 palabras y un muro.
Un muro de palabras entre sus oidos y mis dedos.
600 días de acercarme a su ventana.
Ha pasado el tiempo. Ha pasado el viento.
Y hay un muro de palabras en el medio.
Solo algunas faltan,
solo algunas importantes palabrotas faltan.
Y nos queda la confianza, los maridos del camino,
los castillos de cartas y estas manos en su espalda.
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Un Alivio ha sido un alivio ha sido un gusto
Un alivio para los silentes. los que se silencian. los silenciados.
Un Alivio: un desparramo de palabras
y de frases y de ideas y no ideas.
ataques de esteticismo literario
y de ira verborrágica sin control.
mezcla de ganas con necesidades.
expresión y despresión. despresurización.
un alivio.
una válvula de escape.
un canal de salida.
una fuga de ideas.
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y cuando sacó su agenda,y con el acto de hacerlo,mató todo lo que el tiempolaboriosamente había estado reviviendo.La fuerza para estar frente a su pretendido desdénme recordó a una mujer que conocí.Esas mujeresque lo quieren todo para si.que se devoran el mundo y a los hombreslos absorben, se los meten bien adentro.y verla así desamparada o destrozadapor si misma y por su misma forma de explotaresa pulsión, su rebelarse borracho empedernidosu falta de amor.lo difícilUrgente encontrarnos cara a cara y vernos, mirarnos, vernos, para ver si nos decimos o si nos hacemos algo es. Urgente, es urgente recortarnos en rodajas las mitades que nos sobran (quizás, tal vez) que vos llames y me digas que te llame porque no fui yo el cobarde como vos y yo creimos, quisimos creer, creimos, quisimos creer que creiamos lo que quisimos, hasta perdernos. Urgente perdonarnos lo que no quisimos darnos, y no pensar jamás en dárnoslo. Inventarnos un encuadre tolerable; sostenerlo con impulsos verdaderos, sin teorías, sin verdades agotables: son nuestras preguntas las que aquí nos hacen. Es urgente corazón, es urgente que me creas lo que digo cuando digo que no creo que me quieras menos que antes de ya no querer quedarte. Es urgente que me calmes y es urgente que te abraze. Es urgente, y por urgente, es indispensable que nos pase.rápido, pasá pasácomo cuando me convenciste de mojarme los piesme he vuelto a resfriarhoy pregunto dos veces por vos. Dos veces vos.igual que antes, cómo te gustaba verme temblar¿te acordás?te reias sin pararEl karma de vivir al sura veces pienso que hay otros,y viajo lejos y en silencio, total solo.A veces pienso que no, que soy yo,y hago preguntas tontas las de siempre.¿Qué pensabas al meterme bajo tu remera?yo en amarte hasta quedarme seco,hasta que el tiempo se de vuelta.¿qué macumba hiciste entonces?¿por qué no veo a nadie como antes una vez que vos y yo?otras veces no despierto y otras no me duermoni toco el fondo con las manos, ni el borde ni del borde.No me agarro,ni me espero que me vengas a ver,ni te entiendo que me llames,ni me soy lo que no pudo seres una hermosa forma de existir esta de ir siendo y nohasta que al fin hagamos nuestra revolución"tan lejos te vi la última vez que te vique llegué a pensar que nos íbamos a reencontrardel otro lado, del otro lado del mundo"photos que no puedo mirarlugares que no quiero . . . . recordarcanciones que no he vuelto a cantar, no.palabras, palabras que ya no digo máscosas que no voy a entendery fotosfotos...vas a estar ahí...en el silencioen la rutina de mis brazosplena de entusiasmo...Todo lo demásNo existe hombreo mujer en el mundoque no esté arrepentidoy sin embargo todos callan¿donde guardan todo ese dolor?.e s t o y h a r t o d e s o ñ a r c o n t i g o .ya no sé si existes, siquierao si eres un invento mío.e s t o y h a r t o d e c a n s a r m e d e n o e s t a r c o n t i g o .no la va a encontrarsi no la buscatu boca a la miano la va a encontrarNecesito que te mueraso que vengas a quererme y que te mueraspara seguir saliéndome de aquí.Y que trates de tratarme como a una mujer herida,que no seas más escurridiza. Porque así me siento.Necesito que me quieraso que vengas a buscarme y que me mueras,que mates algo que te duela.Y que dejes de dejar de espabilarme,para aletargarme, porque así lo quiero.Necesito despertarmeo dormirme para siempre en tu belleza,no estés lejos si estás viva.Y que empieces a querer que esto sea un juego,jueges o no jueges ven a verlo.Tómame la mano algo más fuerteo por lo menos sé valiente y ven a verme."voy a necesitarayuda, toda la que sea posible,juntar las piernas y pegar un par de saltos ,las manos, las miles de caricias,todo el amor del mundo,y la gracia de una sonrisacon la piel entre las uñas.tomarme hasta el agua de los floreros,o que mi padre entregue mi manoal primero que lo pida en serio,pero que me dejes decir te quieroal pasar, porque si, porque estás aquí,porque si no me muero. "Ambar MiracielSe amaban, y no encontraban suelo en estas tierras donde pisar con la firmeza, con la certeza que anhelaban. No encontraban nada en estos mundos que valiera, en el fondo, lo suficiente. Tal era su desamparo, tan grande su desilución, que ni amarse podían sin sentirse como ahogados por quién sabe qué. Y decidieron salir a buscar."Lo dejaremos todo, aunque nos duela, y viajaremos hacia donde sea que podamos, y llegaremos lo más lejos que podamos llegar""Y luego...?""Y luego, luego nada: eso es todo... habremos encontrado algo, o nos convenceremos de que no hay nada aquí para nosotros".Y lloraron una noche entera hasta agotarse, y se durmieron enlazados, mientras sus apenas algo más que veinte años de vida entre ciudades y reglas del juego se rompían en pedazos en tan solo un instante. Y qué extraño placer sintieron de que aquel vacío los abrazase: todo y nada les quedaba por delante.Explicarle a las familias era imposible. Frente a ellos todo aquello los avergonzaba. Los avergonzaba hablar de amor frente a sus padres, hablar del mundo o del sistema a sus abuelos... tan difícil es hablar de lo que siente uno con un alguien que no puede, que no quiere, en forma alguna comprenderlo. Escribieron dos cartas: la de Adela explicaba a los padres de Santiago las razones que él tenía para hacerlo; la de Santiago explicaba a los padres de Adela las de ella. Eso les pareció lo mejor.Abrazaron tanto a sus amigos al partir que les ardieron las manos durante las primeras horas del viaje. Santiago conducía el auto de su padre con orgullo, Adela no dejaba de llorar ni siquiera para besarlo o reirse de alguno de sus chistes. Era un hermoso amanecer en Buenos Aires, y dos almas inquietas se alejaban por una ruta desierta.Escribieron desde Lima. Habían vendido el auto y comprado una vieja camioneta Ford. Decían estar bien, decían extrañar a todos, lo segundo era verdad.Escribieron desde Ecuador, y también desde alguna ciudad en Colombia. Relataban todo aquello que veían y todo aquello que pensaban, y nadie se había sentido jamás tan cerca de ellos como al leer sus cartas. y aún en las más tristes, y aún en las más oscuras, sus amigos se sentían inspirados y sus padres no podían evitar alguna lágrima, quizás de angustia, quizás de orgullo.Era treinta de noviembre cuando a las dos casas llegaron dos cartas idénticas, eviadas desde un pueblo de México. Había pasado, ya, un año. Sus padres, sus amigos, sus abuelos, la ciudad entera: todo estaba un año más viejo. Ellos estaban ya un año más lejos. Y no había carta ni postales dentro: tan solo un montón de papeles arrugados, amarillos, un año más viejos que cuando habían entrado en aquel sobre, y una frase, tan solo, al final, una frase escrita con tinta azul doce meses atrás: "ya hemos visto suficiente, lo lamento".Dos cartas idénticas fue todo lo que dejaron: ni una huella, ni una mancha en el cuarto de algún hotel, ni nada. Se fueron con sus cuerpos, se fueron con sus huesos, se fueron con sus sueños, y el mundo, hoy, pesa dos almas menos.soplar y soplar¿por qué no estás acá?¿por qué no estoy allá?¿por qué no pasa el tiempo, que no quiero esperar más?capítulo 100hoy no voy a perseguir las oportunidadesno voy a condenar mis facultadesno voy a esparcir palabras al viento,sin aliento que las moje.y voy a edificar mi estatua vivientede poeta bastardo y rima inexistentede amante invisible y loco,de doloroso quebrarsey de silencioso esperarle.mas no voy a conmovermesin resignaciónsin la irónica sonrisa que aprendíde que los días atropellen mi existirsin amorsin pasiónsin transpirarsin siquiera hacerle enojarNo puedo hacerme el fuertepor la dignidadni por la estúpida costumbre de vivirlos hombres sin mostrar ni compartirsin sangresin salsin doblarseni romperse frente a los demáshoy voy a callarme para oir llovervoy a llover por tener que callarvoy a oirle hoy callarme una vez mássin callarme tanto en realidad.mi sábado, tu domingomorasen el absurdo silencio de tu patio en llamastomando el sol en sorbos largos, limpios, secoscallando tu ansiedad a llantos y a besos.otras bocas sonmismos versostentación de no hacer nunca lo correctono me extraña que hoy me sienta más contentolo maS bEllo De tU alMa eS qUe enSanCha unIvErsOs.Corazones de otro mundo.Se llenó la boca con historias de dioses y néctar de flores. Meses y meses, pelos y besos, esperando sorprenderla, esperando enamorarla, esperando entonces que fuera suficiente enamorarla para tenerla.Y le mostró su casa y le mostró las cosas que lo hacían más feliz, y le contó las sombras que de noche le enfriaban los tobillos. Le confió sus cuchillos, le confió todas sus armas, compartió con ella toda su colección de fantasmas. Esperando enamorarla, esperando siempre entonces que fuera suficiente enamorarla.Le mostró su condición de red, de amigo fiel, de amante que se duerme en brazos y despierta siempre algún despertar distinto a los demás, al despertar. Y lloró por su belleza, lloró por sus proezas de artista en busca de verdades de esas de las que es difícil su encontrarlas. Lloró por sus dolores. Esperando enamorarla, siempre.Y entonces cuando al fin los ojos se abrieron más que nunca, cuando las lágrimas se unían, cuando los dos iban pero nunca más volvían, ella se fue, dejando estelas en el agua, clavando espejos en el alma, como un pez cuando no nada, si no que se resbala por las piedras de los rios, de las manos, de las palmas. Se fue infinitamente enamorada, de: la música y la magia de su mano en la espalda, de la imposibilidad de hacer real lo que en los sueños de los dos, lo que en la habitación que separaba el mundo del mundo, vibraba en cada una de las cuerdas de su cuerpo, desnivelándola, desvaneciéndola hasta volverla toda espalda.No era real cuando la calle, los teléfonos los autos, el trabajo, el mundo entero, lo volvían hacia adentro, lo dejaban sin aliento, lo hacían cobarde y molesto, y la red se convertía en solo agujeros: un montón de espejos ciegos.Le dejó entre los agujeros: tiernas palabras de amor que nunca dijo, olas de agua salada por romperse entre sus brazos, alas de mariposa en las sonrisas de las tardes de verano que nunca les llegaron, un vale del subte, por una noche gratis en algún hotel del centro, y el dolor de estar dándose cuenta que a las flores de este mundo solo les da vida verdadera agua de la misma tierra en la que nacen bajo el sol. Y no le molestó perderla tanto como haber podido sostenerla solamente por el corazón, y haber sido tan raro, tan intenso o tan pesado, que costara tanto quedarse a su lado.de "El libro de los hombres mudos" último verso.control de plagasSobre el pueblo, lo aviones del control de plagas surcaban el cielo y arrojaban más y más incecticida. El mar se tiñó de verde hasta la segunda rompiente por dos días completos. Los insectos de morían. Akira estornudó dos veces esa tarde, y sus hermanos pequeños la observaron en silencio limpiarse la nariz o recorrer la costa y juntar las langostas muertas.Como resultado de la fumigación, todas las langostas se murieron o volaron lejos, y se calcula también la muerte de 50.000 hormigas, 14.000 orugas, 120.000 escarabajos de arena y sesenta y seis luciérnagas; demasiado. Con las cosechas arruinadas totalmente por la invasión, Lautaro era ahora un muchacho pobre. Con las manos complétamente verdes de arrancar langostas de los árboles junto a sus abuelos, a Laurato le quedaba poco para dar, y lloraba sin consuelo en la escollera, que piadosa acallaba sus gemidos con el impotente romper y romperse de las olas en las rocas. Lautaro lo sabía todo, como continuaría: Akira se quedaría por tres noches más, a esperar que él se volviera un "hombre", levantara a su abuelo de los surcos que quedaron y se subieran juntos, ella y sus hermanos, él y sus abuelos, al primer barco que pasara por el puerto, rumbo a no importaba dónde. Esperaría por tres noches, y si no se iría ella, dejándolo atrás.Lo que Lautaro no entendía, era que Akira se moría cada vez que amanecía en ese pueblo, en esas dudas, en esas alas que a él no le crecían. Lo que Akira no entendía, era que Lautaro amaba callado, en su mundo privado, donde solo era sagrado el amor que le tenía, y que así la protegía.Y pasaron los tres días, tres semanas pasaron, y al fin, en el silencio de siempre, ella se despidió de sus ojos verdes, se despidió de su hombre mudo sin tenderle ni la mano, pero deseándolo a su lado.Ya nunca volvieron a verse. Y una vez al año, cada vez que las cosechas nuevas crecen y las langostas aparecen, Lautaro piensa en la arena que arañó deseando una invasión que destruyera todo alrededor, para que el hambre se llevara a los demás y quedaran tan solo ellos dos. Lautaro piensa y no para de temblar, y el pecho le duele cada año un poco más, en un grito de viento y de carne que no le acaba de salir jamás:qUé SabéS(autoreferencialidad, de la)SaBés laS leTras, lAs paLaBraS eSas.y tenés cuchillos, ahí donde tenés también la lengua.y quieta, desde las verdes hojas y los altos árbolesya no regalás frases mágicas al viento.Ni vOmiTás eStRellAs, estás:cosificando tu cuerpo en partescomprando lamentos en la feria de los martespara sentirte meJor, y tengo:canciones de Artaudpoemas de Guillénla historia completa del rocky varios sueños de ayerempaquetados y listos para vender[CaNtaTa dE loS puEnTes aMaRillos en cd],y de regalo un par de piespara que vueles donde ya no te pueda ver..a quién corresponda.No me voy a ircon el viento de mañanani los truenos de hoyno me va a llevarla luz de la ventanani el verde del jardínyo no soy asiyo me voy a ircon las aves del veranocon las líneas de tu manocon todo eso que dejás de ladoporque no querés ser el espejoni el reflejoni la imagenen las aguas de ese lagoLa historia de Ana, de sus manos y de sus huesosEmilio tenía nuestra edad y lo conocíamos hacía años atrás. Nunca le gustaron las mujeres de huesos grandes, siempre lo decía cuando discutíamos, y nos dejaba sin argumento alguno para responderle. Apelaba a esa subjetividad que tenía, de increíble profundidad y potencia, y nos dejaba mudos.No era como nosotros, eso lo teníamos bien claro, y bastante tiempo nos costó comprenderlo. No por ser un ser sobrenatural ni mágico, mucho menos poderoso. Diría que como el resto de los seres humanos como uno no poseía talento alguno. O sea: no nos aventajaba en nada a los demás, salvo por esa fenomenal fuerza en sus convicciones, y la no menos fenomenal cuestión de que fueran estás las más estrambóticas que hubiéramos escuchado. Uf, (respira). Lo vimos en abril la última vez. Sabemos que era abril porque recordamos la insistente recurrencia de los poetas y los músicos hacia el mes de abril, hacia los lunes, hacia el otoño, para ilustrar una sensación, cualquiera que esta fuera, y él como siempre defendió estos vicios con toda su pasión y acabó por convencernos.Era abril entonces y nos vimos en el río. Teníamos cerveza y cañas de pescar, teníamos además unos veinticuatro años y la vieja sensación de que el futuro no existe que también tenemos hoy. Al atardecer encendimos un fuego tranquilo y bebimos en silencio los seis. No sé como fue que empezó a hablar tiempo después de las mujeres de los huesos grandes, otra vez. Y nos contó la historia de Ana, de cómo la conoció de golpe y repente en el medio de un salto al vacío que no había querido dar, pero ella sí.Yo la conocí en verano muy poco y lo cierto es que me gustó. No se lo dije porque no nos pareció prudente, lo veíamos demasiado metido. Nos contó de un viaje al medio del hielo en un glaciar, de unas manos que le parecían perfectas, tan perfectas que le daba a veces miedo mirarlas, nos contó muchas cosas y se mezclan en la noche con historias de viejos amigos y de cosas de esas que se pierden con el tiempo.“Esa mujer, en los huesos no tenía nada” dijo al fin. Y yo pensé que en los huesos uno tiene tantas cosas agarradas al centro mismo de nuestro cuerpo, cosas de esas que se pierden con el tiempo y que están ahí, latiendo, que me parecía demasiado triste, además de imposible, que Ana, la de las manos perfectas como hojas de árbol y que hasta daba miedo mirarlas, no tuviera nada de nada, pero me callé porque además todos rieron cuando lo dijo. El permaneció serio porque algo le dolía, y porque estaba acostumbrado a nuestra risa que tan bien le hacía. Nos dijo la verdad sobre sus huesos, tan profundamente la había conocido. Nos dijo que no eran grandes como habíamos pensado, y ya nos parecía que si tanto le gustaba era porque tan grandes no los tenía (pero lo cierto es que parecían no ser nada chicos y tal vez por eso no la veíamos como ese tipo de chicas que a el podían gustarle). No explicó nada bien lo que pasó. Algo así como que al volver de un viaje, será aquel del hielo, ya no volvió a verla por un tiempo, porque ella desapareció una noche. Que una noche fue a buscarla a la pensión y ya no estaba más, nos dijo. Y no tuvo manera de buscarla. No tenía nada, absolutamente nada en Buenos Aires que no fuera esa pensión, y el dinero que sus padres le mandaban desde no se supo nunca qué pueblo al norte de Santa Fe, que no hubo nunca forma de localizar. Ella podía desaparecer en cualquier instante y chau, nunca más Ana, nunca más manos, nunca más tener las ganas locas de abrazarse para siempre al centro de su cuerpo, al pálido vacío de sus huesos, dijo.Nos reímos otra vez, porque le faltó el violín entre las manos para ser el perfecto cliché del melodrama. Pero eso que decía lo sentía de verdad, como los lunes y como los otoños. Y supimos entonces de la forzada resignación y de la tristeza, de las noches oscuras en bares y en esquinas, de las drogas y la furia, de cómo perdió en aquel tiempo todo rumbo en el que hubiera creído, y mil historias de huesos y besos que robó con la facilidad de robar algo que no nos importa.Ana regresó en otoño, un domingo como todos. Fue un regreso suave y silencioso. Lo besó en cualquier parte de la cara en el medio del abrazo que el no pudo evitar darle, y que les dolió tanto a ambos, y no le explicó nada y el tampoco preguntó. No sabemos qué fue lo que le pasó, pero había vuelto a despedirse y no se sacó los guantes por piedad, y esa piedad a él lo golpeaba más que verle las manos, esas manos ya no suyas y en cambio si de otro y que serían siempre perfectas. Porque era otro hombre lo que la alejaba, y eso fue lo único que ella le dijo. No sabemos si mintió o si dijo la verdad porque él no pareció estar muy convencido, pero pudo ser la necesidad de creerla sola y en algún lugar de ella todavía queriéndolo.“Lo cierto es que se fue” nos dijo tras cerrar los ojos bajo las estrellas. “Y no quise saber donde, ni con quién. Se me fue y yo no pude hacer nada de nada para frenarla, no supe como convencerla de que me quisiera, y debe haber sido porque en verdad no me quería”. Y yo ví su dolor, se lo ví en los ojos, como en las películas. No había visto nunca tanta verdad en los ojos de un amigo y ví sus huesos, cansados, y supe que nos conocíamos ahora tanto que podría contarle de mi vida y de mis días de humedad y de neblinas, y esa noche fue como dar a luz un verdadero amigo, sin querer, sin pensarlo, como pasan las cosas importantes, esas que tiene uno en los huesos, esas cosas que se pierden con el tiempo. Fue lo último que dijo, y me acuerdo que temblaba como un chico asustado. Se le dibujó una sonrisa de sorpresa y pareció arremeterle un halo de alegría, y guardó silencio, al fin, hasta que, al fin, se hizo de día, y nos fuimos cambiados, con los huesos desnudos, y el corazón entre las manos.El que fué poetaEl, que fue poeta tantas noches, que tuvo cosas para dar, cosas sin nombre. Yo no sé qué le pasó, pero una tarde de un otoño amargo, casi rancio, quemó su nombre en una hoguera. Lo escribió en una hoja de papel y lo quemó: "Dominga Marcial" escribió, y lo quemó.Sin lágrimas, sin aires de dignidades que le eran ajenas, sin dolor, sin nada, su rostro aparecía estupefacto en el reflejo de ese fuego. El bosque observaba en silencio el arder de su propia madera, y era de noche y al agua del lago daban ganas de llorar mirarla.Mientras tanto, en otra parte ella, una mujer que no lo quería, ardía sin poder saber por qué. Otro lago se formaba en aquella habitación vacía de algo, no salía de su pecho, el fuego salía de un lugar sin nombre en el cuerpo. Otro bosque se formaba, y crecía y observaba, en el silencio, el brotar de su propia madera.Yo no sé qué le pasó. Esa mujer no volvió a verlo, ni él volvió a sentir tanto bosque entre los brazos como cuando la abrazó la última vez.Vivió siempre entre los edificios. "La ciudad me mantiene distraído" me dijo una vez, "y mi mujer nunca se entera si me voy de putas, no es como en los pueblos chicos". Yo no sé qué le pasó, él que fue poeta. Si se cansó de perder tiempo en vivir vidas imposibles, de tener amores de cine, o si habrá querido hacer del resto de su vida la más absurda poesía. Pero se la pasa en el bar, tomando grapa o vodka, y nos cuenta historias del pasado, de cuando escribía versos gastados, y del día en que la mujer que amó se convirtió en árbol.de Edwardo Almereyda. "El libro de los hombres mudos"El ridículo arte de morir por amorSe cansó de vomitar estrellas, harapos de nubes, y cosas. "Fue una noche inolvidable" se dijo, y decidió no dedicarle los mejores años de su vida, para que él no los consumiera tristemente.Se marchó una primavera, dicen que con un gitano rudo, curtido por el sol y duro. Que se fueron para el sur, con una motor home descalabrada y otros hombres y mujeres de la ruta. Y que se casaron en una capilla cerca de Trelew, en un publito sin arroyos y sin lagos. Dicen que él gitano le pagó al cura para que obviara los documentos, y que ella renunció a su nombre como si no le doliera en absoluto. Así de digna era, así la recordaba.El estuvo en las ciudades un tiempo más, y salió un seis de abril, en un tren al fin del mundo. Y contaron en cada estación que lo vieron bajar del tren y gritar su nombre, como quien busca una hija que se le ha escapado de la mano por un momento. Que los que no lo creyeron loco, lo creyeron tonto y lo gastaron. Pero el llegó hasta el último confín, y vió todos los lugares con la misma pasión y con la misma emoción y entonces una tarde en una villa despojada la encontró. Con su hijo en brazos y apoyada en la arcada de una tienda de bebidas, la encontró. El gitano estaba adentro y bebía con los hombres. Apostaban al gallo más petiso que saltaba endemoniado, dando miedo al retador.Entró y pidió whisky, le ofrecieron vodka puro y aceptó. Ella ya lloraba, y el gitano se mordía el pulgar mientras buscaba en el bolsillo su navaja de afeitar. El no tenía armas que blandir, y esperaba quieto en su lugar, con la vista fija en su boca, en esa boca tan hermosa de ella, que nunca dejó de quemarla desde entonces. Con sus ojos de fuego le marcaba la boca, desgarrándola para llevársela con él como última imagen.Y un solo golpe bastó. Un solo tajo, sin violencia, seco y duro, y se desangró como un cordero, con desgano. Incluso su cuerpo pareció irse también.Pero ella no lloraba entonces. Se tenía la boca como si se le fuera a salir, y palmeaba a su bebé en la espalda hasta que al fin durmió. Y se fueron por la noche, en caravana. y el gitano ordenó guardar luto por el dolor de su mujer, hasta que se fundieron con el sol de la mañana, que alumbraba las montañas como si fueran de mentira, un fondo de cartón pintado, un engaño para sus ojos cansados.de Edwardo Almereyda. "El libro de los hombres mudos"ve, mujer.con tus ojotas amarillasy tu pollera invisibleclac clac clac clacve, que te esperan.dame la espaldaque me gusta no verte a los ojos a vecesclac clac clacve, te llaman.con tu madre en el patioy tu padre tan bronceadovete que te extrañoyono como panporque no me gustanoche de aguaestoy. arrancando papeles viejos, porque hoy me duelen mucho.fumando todos los cigarrillos que me quedan por fumar.repitiendo frases hechas para ella a mujeres al azar.escribiendo porque no puedo gritar:tantas cosas que tuve prohibidas de decir.alla, la luz que entra cuando hay sol, su boca,los ojos que miran, o su pelo.su cuerpo entero hecho un huracan,se desdibujan de las palmas de mis manos,que ya no pueden mirar mas.y mE cAnSa De verdad, nO TeneRte aUn me canSa.el agua que quedo, empieza a irse por ahi,el agua que bebio,el arroyo que seco.por lo demas, todo sigue igual,todo y mas alla, estuvo bien.nos falto un planeta o dos, una flecha, que se yo.en este mundo o en el otro, donde sea, corazon.voy a escuchar tantas cumbias de amor como me sea posible, y voy a llorar como un borracho bailantero hasta el amanecer. Voy a escuchar todas las cumbias de amor. Acabo de cruzar media ciudad. Desde Saavedra hasta San Telmo sin escalas, y vi la gente salir, subir y bajar, hacer de todo mientras tanto. Lo vi de afuera, con esta cámara, mi escudo, mi guarida, mi benda, mi salida. Mirar de afuera, conmoverse, entristecerse, recagarse de la risa, y nunca estar, mejor así, el asiento, la ventana, ese refugio mentiroso colador, estrepitoso mediador entre mi sombra y yo, entre mi mano y vos, tu sombra y dos, tres, cuatro, cinco , seis, siete, ocho, nueve, diez: "perdiste" "¿jugamos otra vez?".Voy a sepultar ochenta textos de una vez, antes de escribirlos, antes de creer querer escribirlos, y voy a pasear como Kafka por mi praga personal, por mi aseo intelectual, vaciando contenidos para poder ver mejor. Voy a sepultar los textos que nunca escribí, porque si, porque "yo te vi, encandilado por el sol, me fundí y encendí, el amarillo alrededor de los dos""Quiero que sepas que no siempre soy así" Ya no hables ya no cantes, no me marques, dale aire dale vida, dale un poco de poesía, o baratijas incomprables en la feria de los martes, qué lindo que está el barrio cuando damos vuelta el balde: "decime que hay más agua para que nos caiga" Acordes disonantes, sal, sentimientos innombrables, despedidas pretendidas, alegrías desmedidas, y un poquito de mi sangre, por toda la que nos falte.no me rompo más los huesos, cada día estoy más viejo, me despido por momentos, pero vuelvo siempre, porque soy así: ?????????????????????????????voy a mirartehasta que te duela no cubrirme los ojos de besoshasta que me digas simplemente siUNTITLEDqué voy a escribir? qué voy a decir?que aunque no parezca tengo un pecho enorme.que tengo la frente muy amplia cuando la llevo descubiertalos ojos, los tengo recién lavados: frescosy las manos, las tengo largas, qué le vamos a hacer,pero tengo brazos fuertes por dentroy sangre en cada una de mis venas.tengo los pies y la nariz fríosla boca aburridísimael corazón cansado, el pecho rasgado,los ojos en un largo detenerse,y la garganta sucia de tanto cantar a gritos tus canciones.que tengo un sobretodo muy serio,me queda tan bien que avergüenza,que voy por la calle y las mujeres me mirany yo no las veo,y yo me siento feo.que me cago en cada una de mis palabrassi no suenan o no rompen nada,que me basta un solo aletear de tus alaspara sentirme mariposa toda la semana.qué voy a escribir? qué voy a decir?si no me sale nada.dedico esta regresión, la nostalgia de la comodidad de este lugar, de poder decir lo que sea que quiera, a todos aquellos seres humanos que se rompen como copas finas, que se abren como gotas de agua en la tierra. a todos aquellos seres humanos que estén llenos de algo todavía.no te vas a quemar y lo sabés.tanto tiempo esperaste este momento, vos sabés.mientras tanto todo pasa, todo todo.esta ciudad y su ansiedad,estos árboles y su pena,esta gente y su dolor,están cansados de verte ir y venir, como el mar.Me parece que te vas.quien sabe qué nos pueda pasar.Dedicate ya, dedicate a dar a luz tu propia luz.que moje y que inunde a tanto muerto en vidaque nos rodea día y noche, dandonos tanto miedo.Este tiempo, es un tiempo loco y cruel.resistirnos se vuelve necesario,se vuelve vida o muerte practicamente.Vos sabés, hace cuanto estás así?¿hAstA CuaNdo pEnSAs sEguIr sOliPseaNdo?El conde y sus promesasNo culpe usted al tiempo, señorita. No culpe usted a la suerte. No culpe usted a nadie, y señaleme con el dedo, o llameme con las estrellas. Allí estaré, con los años que tengan que ser a cuestas, pero con la misma imaginación radiante, listo para besarla, justo cuando el reloj de las doce y la ciudad se convierta en un reino mágico de fantasías.Y si no, no culpe usted al tiempo tampoco, si todo es tan concreto y nos separa un sinfín de imposibles realidades y supuestos, y prejuicios y de miedos. Entonces, no culpe usted al tiempo, ni a la suerte que no ha sido. No culpe usted a nadie, y no se aleje demasiado ¿sabe usted? yo sé volar en las condiciones adecuadas. Eso no sería un problema si me llama.De Edwardo Almereyda "relatos fuera de campo"Eres Glenda JacksonCorazón. No me olvides, ¿te acordás? sabes... No me olvides. Yo sé por que, pero hoy tu cara me mira desde otro lado: está bajo una sábana que ha sido tuya, ya no la recuerdo. Ya no te conozco como antes vos no a mi, no decirme que te ibas, no decirme que querías, no decirme que esperabas, cuando yo esperaba que esperases, y me lo dijeras.Entendés, ya se. Tan complicado de explicarlo ha sido que nadie en realidad lo sabe excepto nosotros, y no hablamos de eso.Corazón, no te olvides. No hemos sido compañeros ni hemos sido pasajeros, hemos sido simplemente una estación, y hoy todo se ve exactamente como debería verse, tan borrosa incertidumbre. Tantas cartas, tantos sobres, tantos cuentos, tantos nombres. Tantas ceremonias de lo que no se como fue tan poco, lentamente poco, terriblemente poco, injustamente. Sé que debo algo a todo esto. Soy deudor de nuestro nunca jamás encontrarnos, queriendo vernos, encontrando la manera de querernos encontrar y nunca hacerlo. Y todo queda aquí, en este frío imaginario, que comprenden tantos menos vos, y que tanto es así que ya empiezo a dudar de que en verdad existas, en este mundo o en el otro, corazón.cada vez menos palabrasmas acción el teatrome muero.vamos al cine corazónTanta agua ha corrido bajo el puente, y sin embargo esa piedra sgue ahí, como en mi zapato.quiero estrellar mi cabeza contra ella. Prometí seguir, prometí tantas cosas. Dije creer en algo etéreo, intangible, resistente al tiempo.Dije no creer en eso, me dije. nos dije confusamente que tan confundido estaba y me fui. desaparecí.pero el rio sigue estando, y me mira el reflejo con expresión de tristeza, de nostalgia, de ansiedad.Cada tanto tengo ganas de salir corriendo y zambullirme allí.La cabeza, la piedra, el río. Los papeles invertidos y una canción que sigue sin sonar.tonto, me digo. tonto tonto tonto.no comprendí jamás sus formas, no las comprendo ahora.pero espero, como un tonto, que se acerque, que se acerque a este tonto y le diga alguna cosa, a la que este tonto pueda responder con una tontería.Yo? yo no soy gracioso, ni soy creativo. cada idea que se me cae es como una operación de cálculos renales. Yo? yo no soy bonito. tengo sí un par de amigos que cada tanto me levantan el ánimo. pero si me preguntan por ella: ella, ella si que es extraña, tan extraña que solo un tonto podría quererla.un pozo definitivamente hondo. una tapa indudablemente pesada. un problema, una frase, una espera. un libro de andrés rivera, una película de p. t. anderson. Su ausencia sostenida con la promesa de aparecer. y los grupos de tareas volviendo impunemente a la acción.Un mundo en plena demolición, persigo un futuro inexacto y totalmente dionisíaco. Salir del pozo y quitar la tapa. CREATIVIDAAAAAAD!!!. nadie responde. de sentarse en cordón de la vereda, a sentarse en el escalón de una puerta que, indudablemente, no es su puerta. Tres nombres en uno solo, qué pesadilla para el registro civil. que enigma para los corazones espectantes. que misterio para los lectores casuales y causales, que desafío para sus dedos en el teclado. COMUNICACIOOOON!!!. nadie responde..del pelo hasta los ojos, recorrerte sería recorrerte entera. sin más. sería recorrerte seria. seriamente recorrerte con los ojos en tu pelo, y los ojos en tus ojos, que dan miedo. levemente humedecidas, tus pestañas, mi frente. y recorrerte, sería necesario recorrerte para verte. en mis ojos verte entera, aunque hoy solo te vea, al recorrerte, del pelo hasta los ojos.Un cadáver exquisito[si así lo creen]Y digo si, digo no y me doy vuelta en un instante. "solo un pibe", solo un hombre y mucho menos que eso. solo sombra con ese gusto agradesagradable en la memoria. Qué será de los recuerdos. Creo que recuerdo y extraño cosas que jamás han sucedido. algunas me llaman loco, otros prefieren ignorarme, pero al mayoría ni siquiera lo nota. Es lo que se llama un secreto. y secretamente me escondo debajo de mis palabras. día a día me vuelvo más impaciente, más cabulero. y cada vez más intento interpretar los mensajes en clave. aun no estoy seguro si están en mi cabeza, o si realmente existen, si realmente los envias. De algo no queda duda: eres valiente, incluso más que yo. gracias por eso. "las piedras, el verano y tu, hay mucho que decirnos. La ruta nos deja atrás, me olvido de lo que es mio, la ruta me dejó atrás. Tu nombre se parte en tres, te ríes de mi pasado, mi nombre se parte en vos. No supe que decir, quise dejarte atrás, todo me salió mal, y ahora que se que no hay más que hacer, sigo siendo feliz". Las palabras de un amigo siempre son adecuadas cuando las propias se niegan a brotar de los dedos. Tengo una semana ocupada, pero volveré más adelante, como siemrpe he hecho.Carta con violinesEl melodrama. melodrama. melo drama..."Estimada señora: quisiera saber qué pasa por su mente al leer estas líneas. No se imagina cuanto añoro nuestra charla frente al lago. Quedó trunco mi divague, gracias a no se quién que llegó a saludarnos. Yo quería besarla, lo admito.Quisiera saber, le digo, qué ocurre con su cuerpo cuando lee estas líneas, y es que me gusta imaginar que me acompaña en el sentimiento, quién sabe. Me temo que somos pasajeros de un tren más bien fantasma. Incluso temo ser yo el único pasajero, y que usted se halla quedado en la estación. Tal es mi temor ya que nunca he recibido respuesta suya a mis cartas. En ese caso tendré que hablar con el maquinista para que me permita bajar en la próxima parada. Y es que no tiene sentido seguir jugueteando con la idea de que usted me quiera.Ande querida señora, tiene usted mi dirección: mándeme una carta y póngale al sobre el perfume que usted usa. Y entonces, aunque el contenido esté en blanco, sentiré su aroma y sabré que usted viaja conmigo."Cerró el sobre e inmediatamente lo arrojó por la ventana. Enviarlo hubiese sido un acto de valor y él se consideraba un respetable cobarde. salió de su estudio y entró al comedor. besó a su esposa en la boca, se caló el somnbrero y salió a tomar el tren rumbo a la oficina. al llegar a la estación se detuvo un momento. observó por si acaso [fuera de campo] una breve sonrisa se dibujó en su boca...de Edwardo Almereyda, "Amores que han hecho daño".Nº2 [muchacho, estás solo]Me conformo con mirarte. con verte me alcanza. Una vez, cada tanto, como para no olvidarme como es tu cara. y es que al parecer soy tan diferente a lo que a ti te gusta, a lo que te hace bailar. Entonces con verte, ya es suficiente.He ido esta noche, dignidad aparte, porque te quiero. Pero bien, eso creo que lo sabes. y de qué sirve la dignidad en estos casos, y es que todo se ha vuelto tan raro, parece como si fueramos dos viejos amigos, pero nos hemos visto solo unas ¿tres veces?. En fin: es la modernidad que se caga en el romanticismo que supone la distancia y mantiene todo unido: "Comunicación por sobre todas las cosas".Que te quiero te decía, aunque sea difícil de creer. y por eso he ido y me he sentado ahí, sonriéndome porque me causa gracias la ironía, que debería de hacerme llorar.Y como de costumbre, todas las canciones hablaron de ti. no busqué una mirada cómplice por sobre el hombro de tu marido, pero dudo que haya existido. le eché al barman diez de propina, me acabé la cerveza de un trago. subí el cuello de mi sobretodo y eché a caminar.fragmento extraído de: Edwuardo Almereyda, "Amores que han hecho daño".
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i hope you are o.k.

sábado, mayo 03, 2008

my daft punk

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"It might not be the right time
I might not be the right one
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But there's something about us I want to say
Cause there's something between us anyway
,
I might not be the right one
It might not be the right time
,
But there's something about us I've got to do
Some kind of secret I will share with you"
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viernes, mayo 02, 2008

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y cuando sacó su agenda,

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y con el acto de hacerlo,

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mató todo lo que el tiempo

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laboriosamente había estado reviviendo.

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La fuerza para estar frente a su pretendido desdén

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jueves, mayo 01, 2008

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me recordó a una mujer que conocí.
Esas mujeres que lo quieren todo para si.
que se devoran el mundo y a los hombres
los absorben, se los meten bien adentro.
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y verla así desamparada o destrozada
por si misma y por su misma forma de explotar
esa pulsión, su rebelarse borracho empedernido
su falta de amor.
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lunes, abril 28, 2008

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lo difícil
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Urgente encontrarnos cara a cara y vernos, mirarnos, vernos, para ver si nos decimos o si nos hacemos algo es. Urgente, es urgente recortarnos en rodajas las mitades que nos sobran (quizás, tal vez) que vos llames y me digas que te llame porque no fui yo el cobarde como vos y yo creimos, quisimos creer, creimos, quisimos creer que creiamos lo que quisimos, hasta perdernos. Urgente perdonarnos lo que no quisimos darnos, y no pensar jamás en dárnoslo. Inventarnos un encuadre tolerable; sostenerlo con impulsos verdaderos, sin teorías, sin verdades agotables: son nuestras preguntas las que aquí nos hacen. Es urgente corazón, es urgente que me creas lo que digo cuando digo que no creo que me quieras menos que antes de ya no querer quedarte. Es urgente que me calmes y es urgente que te abraze. Es urgente, y por urgente, es indispensable que nos pase.
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miércoles, abril 23, 2008

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El que duerme
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Julián sentía cómo su pecho se aplastaba bajo las pesadas sábanas de su cama, sentía unas profundas puntadas en el estómago que lo sacudían una y otra vez. Era insoportable, no podía dormir y le angustiaba comprobar cómo las horas seguían pasando en esa inmovilidad. Un pensamiento lo había desvelado irremediablemente: en esta vida todo, absolutamente todo, acaba por volverse obligatorio. Si pensaba, por ejemplo, en la pintura que había comenzado la mañana anterior, el solo hecho de haberla comenzado, de que Lucía hubiera visto los primeros trazos sobre el lienzo, y el hecho de haber proyectado cómo habría de quedar, lo obligaban ahora a terminarla; debería sentarse en su estudio todas las mañanas siguientes y pintar, forzadamente, hasta acabarla. Un enorme y complejo sistema de relaciones se había puesto en marcha cuando decidió empezarla: Lucía esperaba ansiosa ver su nueva obra, su agente lo llamaría una y otra vez hablándole de galerías y oportunidades, sus amigos le preguntarían por ella y él mismo sentiría una extraña forma de angustia al verla incompleta un día tras otro. “Ni siquiera me importa la pintura” pensó, “ya ni siquiera significa nada para mi”.
La idea comenzaba a obsesionarlo y los pies le traspiraban bajo las cobijas. Todo acto responde a una obligación de algún orden definido: el saludo al portero del edificio, la manera de caminar por la acera, ceder el asiento en el colectivo, incluso los momentos que más dicha le proporcionaban. Pensó que quería salir a la calle en ese mismo momento, completamente desnudo y patear el primer cesto de basura que encontrara, luego gritaría alguna frase indescifrable, tal vez en otro idioma, tal vez simplemente vociferaría vocablos al azar hasta quedar afónico, entonces se recostaría en un cordón y por fin podría dormir.
Reparó en Lucía. Ella dormía suavemente a su lado y sintió el deseo de deslizar su mano a través del contorno de su cuerpo, quería sentir la piel de Lucía, saberla allí. Pero entonces pensó que si llegara ella a despertarse, le tomaría la mano para que él continuara con su caricia, incluso se vería obligado a hacer el amor con ella. La idea lo espantó: desde que le había conocido, jamás había hecho con ella nada que no surgiera de su propia espontaneidad, de su deseo, y había sorteado con éxito los conflictos que esto les había acarreado, pero ahora que vivían juntos hacía ya varios meses, se sentía también obligado hacia ella en formas diversas e insólitas: el solo quería sentir su piel, sentirla allí. Se corrió el pelo de la cara y lanzó un suspiro. Decidió que tenía que salir de allí enseguida.
Despertar a Lucía significaría necesariamente dar explicaciones de por qué salir, incluso podría querer acompañarlo, pero si ella despertaba luego y el no estaba allí se sentiría abandonada y todo se agigantaría estúpidamente. Sonrió con ironía, ya no estaba atrapado en el mundo, sino en su propia cama. Pensó en escribirle una nota y dejarla sobre la almohada, pero ella tenía ya tantas cartas suyas guardadas en cajones que le pareció redundante, agobiante, seguir escribiéndole, de hecho recordó que hacía ya varios meses que no le escribía absolutamente nada. Se quedó inmóvil unos minutos más, pensando en Lucía y en el día de la mudanza: ella lo abrazó por detrás y le besó en el cuello mientras se presentaban al encargado. Le sorprendió aquel beso y lo recordaba ahora como el beso más hermoso que jamás le hubieran dado. Pensó “ella no estaba obligada a hacerlo, de hecho aquel beso estaba casi fuera de lugar” y sonrió. Sin dudas que la amaba totalmente.
De nuevo cayó en la cuenta del tiempo y de sus pies en un incendio, comprobó que apenas si podía respirar y sintió que si seguía allí se moriría. Se deslizó entonces suavemente entre las sábanas y por sobre el cuerpo desnudo de Lucía. Ella flotaba, sin dudas que era hermosa, la mujer más hermosa con la que hubiera dormido. Se vistió en el silencio de sus respiraciones y sin dejar de observarla y, siempre sin dejar de observarla, salió de la habitación abotonándose el sobretodo, ganó el pasillo y el ascensor y entonces comenzó a sentirse algo mejor. Hernández dormía en su escritorio con la televisión encendida, Julián pensó lo fácil que sería darle un susto pero no se sintió con ánimos de bromear con él. Era un hombre muerto, y lo menos que podía hacer por él era dejarlo dormir en paz. En definitiva no importaba si cumplía o no con su trabajo, como no importaba si entraban o no ladrones en el edificio como no importaba si Lucía se despertaba sola en la habitación, pues él ya había salido, eran las tres y el estaba afuera, en la calle, y tenía todo el mundo por delante.

Encendió un cigarrillo, podía fumar dentro de la casa, pero se negaba a hacerlo. Empezó a caminar y muy pronto comprobó que la calle estaba mucho más llena de gente de lo que esperaba. San Telmo suele ser un barrio inexplicable: de repente cientos de personas aparecen y desaparecen sin ninguna explicación coherente, nunca se sabe de donde vienen o hacia donde van. Le pareció bastante estúpido pensar en ello y decidió hacer de cuenta que estaba solo. Alguien lo llamó para pedirle unas monedas o para preguntarle alguna dirección pero el ni siquiera se volvió. Julián siempre había tenido un enorme poder de abstracción y había olvidado ya lo que se sentía separarse totalmente de las personas y de las cosas.

Caminaba solo en un mundo como paralelo, sonreía de tanto en tanto y jugueteaba con las llaves en el bolsillo. No tenía donde ir. Miraba los bares, miraba la gente en los bares y todo parecía como alejado. Algunos comensales lo miraban a través de las vidrieras y se preguntó si tal vez su pijama se asomaba por debajo del sobretodo pero la verdad era que no le importaba en absoluto. Se sintió orgulloso de que lo miraran como a un loco, eso lo hacía sentir libre.
Llegó a la plaza Dorrego y se sentó en un escalón. Observó los hombres y mujeres que dormían en el suelo, arropados con sábanas viejas y mugrientas. Le parecía está habitación a cielo abierto mucho más cálida y confortable que su propia habitación, que la propia espalda de Lucía rozar contra su estómago. Tres adolescentes fumaban algo y tomaban vino en un rincón de la plaza. Sus risas no parecían molestar a los durmientes. Una densidad especial confundía el aire con sus propios pensamientos y Julián se sintió de pronto infinitamente solo en el mundo. Miró hacia arriba, luego hacia su derecha: todo le parecía hermoso, su tristeza lo emocionaba. Encendió otro cigarrillo e increíblemente el sonido de su encendedor despertó a uno de los hombres que dormían al otro lado de la escalera. Se miraron un momento, Julián dio una pitada larga y su cigarrillo brilló con gran intensidad. El hombre se levantó toscamente y se acercó hasta él. Tenía unos cuarenta años y la piel oscura y curtida. Julián pensó que los separaban tantas cosas que en otro momento ni siquiera hubiera podido hablar con él, ni siquiera hubiera sabido qué decirle, sin embargo ahora sentía una enorme necesidad de que este hombre le hablara, de que este hombre le dijera alguna cosa que le significara, a él, algo más que un simple cruce de palabras vacías.
El hombre le pidió un cigarrillo y Julián le dio el último que tenía, luego le pasó el encendedor y el hombre tardó bastante en conseguir prenderlo. Balbuceó algo sobre la policía y sobre los dueños de los bares y se volvió a su lugar como si nada. Julián estaba inmóvil, todo seguía su curso: este hombre debería de haberle dicho algo, lo que fuera, al menos gracias, o debería haberle preguntado qué hacía allí o de donde venía o algo, y sin embargo el hombre no se detuvo ni un segundo en él, y ahora fumaba tranquilamente, acostado entre sus sábanas y cosas.
Julián volvió a sentirse horriblemente solo. El estómago le dolía horriblemente, y no sabía qué hora era ni cuanto tiempo habría pasado desde que salió de su departamento. Había caminado unas diez cuadras, pensó, y el viaje de vuelta se le aparecía interminable. El solo pensar en Lucía despierta, preguntándose adonde habría ido, por qué, qué estaría haciendo, le agitaba la respiración. Se incorporó y metió las manos en los bolsillos, pero no sabía a dónde ir, por lo que se quedó inmóvil, de pie y mirando alrededor con pretendida tranquilidad. En su interior el mundo entero daba vueltas y pensó que iba a desmayarse. Pensó en sus amigos y en sus cuadros, en todo lo que había hecho y en todo lo que dijo que alguna vez haría y comprendió lo fácil que le era olvidarlo todo, lo poco que le importaba en realidad. Pensó en la pintura que empezó por la mañana: “que ellos la terminen por mi, si tanto les preocupa” se dijo. Entonces bostezó. Se sentía cansado, agotado y no lo había notado pero hacía tiempo le costaba mantener los ojos abiertos. El cielo comenzaba a ponerse de color rosado y pensó que debería de dormir un poco finalmente antes que la plaza se llenara de feriantes. Observó una vez más los bultos que dormían en hilera. Ya no podía distinguir al hombre del cigarrillo de los demás, puesto que solo veía frazadas y bolsas, habían desaparecido completamente y bajo sus abrigos Julián no podía imaginar hombres y mujeres reales. Pensó en sus responsabilidades de hombre real y creyó sonreír abiertamente: sentía los hombros libres, los ojos limpios. Luego creyó deslizarse, o más bien se dejó caer toscamente en el suelo y se arrinconó en la base de la escalera, sentía por primera vez el frío de la noche. Cerró los ojos e intentó pensar una vez más en Lucía o en su pintura pero todo, toda Lucía, toda mancha de color y todo Hernández durmiendo en su escritorio le parecieron pedazos de una vida de hace tiempo, hoy desconocidos que se habrían olvidado ya de él. Un acceso de tos lo atacó violentamente, ¿cuándo habría comenzado? sonaba como la tos de un viejo pordiosero, pero así al menos su garganta estaba caliente. Se tapó la boca y le sorprendió notar lo crecida que tenía la barba. Empezaba a dormirse y las voces de los jóvenes al otro lado de la plaza le llegaban como ecos de otro tiempo. Pensó en la última vez que habló con alguien y descubrió que no podía recordarlo. Empezó a reír y escuchó su vieja risa quebrada en el silencio de la plaza. El sueño había llegado al fin y se alivió de no sentir más las puntadas en su estómago. Tan pronto como se quedó en silencio, el mundo se apagó completamente, no pensaría en nada más hasta mañana.

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viernes, abril 18, 2008

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Malas Letras
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de un hombre que se desprecia a si mismo pero que por supuesto no lo asume o no lo sabe y entonces cree fehacientemente que desprecia, y desprecia al fin y al cabo, a todos los demás hombres y mujeres de este mundo, y de cómo este desprecio lo consume y lo arrastra hasta el final de una espiral, y de cómo muere o se suicida o lo asesinan o de cómo ya no importa lo que pase con él porque en definitiva no es un hombre: es una inteligentada borgiana.
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miércoles, abril 16, 2008

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rápido, pasá pasá

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como cuando me convenciste de mojarme los pies
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me he vuelto a resfriar
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hoy pregunto dos veces por vos. Dos veces vos.
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igual que antes, cómo te gustaba verme temblar
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¿te acordás?
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te reias sin parar
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"Take my hand
And don't let go
Trust this man
And let it flow
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Don't take me down
Cause I'm not done
Don't steal my crown
Before it's won
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The wide expanse
The wheel of chance
Will turn my way
The sky will not be gray
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I don't wanna be like other people are
Don't wanna own a key, don't wanna wash my car
Don't wanna have to work like other people do
I want it to be free, I want it to be true
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[Take my hand
And don't let go
Trust this man
And let it flow]
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I drank in every bar in town
I filled my cup when I was down
I saw the things I wanted to see
Became the man I wanted to be
But then somehow I lost my way
I've got to get back there today
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I don't wanna be like other people are
Don't wanna own a key, don't wanna wash my car
Don't wanna have to work like other people do
I want it to be free, I want it to be true
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Tought that I was right..."
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domingo, abril 13, 2008

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b
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Somos el origen
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de todos los conceptos
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que nos hacen
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y podemos transformarlos
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viernes, abril 11, 2008

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El karma de vivir al sur
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a veces pienso que hay otros,

y viajo lejos y en silencio, total solo.

A veces pienso que no, que soy yo,

y hago preguntas tontas las de siempre.

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¿Qué pensabas al meterme bajo tu remera?


yo en amarte hasta quedarme seco,


hasta que el tiempo se de vuelta.


¿qué macumba hiciste entonces?


¿por qué no veo a nadie como antes una vez que vos y yo?
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otras veces no despierto y otras no me duermo


ni toco el fondo con las manos, ni el borde ni del borde.


No me agarro,


ni me espero que me vengas a ver,


ni te entiendo que me llames,


ni me soy lo que no pudo ser


es una hermosa forma de existir esta de ir siendo y no


hasta que al fin hagamos nuestra revolución
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miércoles, abril 09, 2008

"Estallá", por nicko.

Im a free man now.

. Soy un hombre libre ahora, mas las nubes no se extrañan a mi paso y me atraviezan con caricias soñadoras, caricias de otro mundo, de otras nubes tras las nubes que ahora flotan a mi alrededor, mientras yo vuelo, entre el cielo y esta tierra, que me impulsa primero y me reclama, después.

Yo, que vuelo, yo que puedo, yo que quiero. Lo fui todo en otro tiempo, en otra vida, como todos.
No hay infiernos, no hay serenos: solo presos. Mi tierra es la tierra de los monos, la tierra de los que construyen casas por encima y siempre sobre las casas de los otros. La tierra plana, la tierra muerta. Las sábanas mojadas, las venas abiertas, la América de los esclavos que nacieron de su propia tierra, de sus propias venas. América por siempre libre, solo queda la locura de los sueños más hermosos que han tenido esos hijos que murieron, los anticristos de nuestro particular cielo, el castillo de recuerdos, la emoción de sus milagros, las películas que nunca.....:::::::: hicieron.

La verdad de tu silencio, del silencio que hemos hecho, solamente es la verdad de tu silencio. No hay respuestas verdaderas al azar que nos gobierna. Somos libres en el cielo, en la brisa, en el silencio. (Y la oscuridad que esconde la verdad de nuestras cosas, permanece amenazante, es la fiera entre las rocas).
Somos sol y somos viento, somos hombres y mujeres en el tiempo, historia viva de nuestros deseos, de la historia de los miedos de todos los hombres y mujeres en el tiempo.
and he needs me, he needs me, he needs me, he needs me he nedds me he dedds me he nedds me, HE NEEDS ME HE NEDDS ME HE NEEDS ME HE NEEDS ME, HE NEEDS ME HE NEEDS ME,. Y la obsesión de la alegría, tu alegria.

Descanso, hay felicidad en todas las vidas, siempre
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::::::::::Hawai es la ciudad de nuestros sueños. La televisión: origen de cada uno de nuestros deseos. El negro que canta con el traje plateado ha vendido ya su cuerpo, sus alas y su sol, y deberemos de seguir su ejemplo. Nosotros, los de mi generación, venderemos nuestros sueños por el éxito, y con eso pagaremos la tristeza de los sueños que nadie compró, nuestras remeras de rock, los mártires de siempre, “I wanna bewannabewannabewannabe Jim MorrisonnnnN”

Pero soy un hombre libre ahora, y mis pies no tienen forma, soy el viento soy el viento. Y las nubes no se extrañan, somos pocos todavía. Y el amor nos reclana, y porque nos reclama, pronto habremos de ser más. Esa es la épica de nuestras vidas, vamos a volar hasta quemarnos y ser libres para siempre. Nada más importa, por ahora, vos y yo estaremos: el final que merecemos, cada vela que soplamos, cada cosa que deseamos, es la verdad de la verdad que hemos creado.

martes, abril 08, 2008

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"tan lejos te vi la última vez que te vi
que llegué a pensar que nos íbamos a reencontrar
del otro lado, del otro lado del mundo"

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photos que no puedo mirar

lugares que no quiero . . . . recordar

canciones que no he vuelto a cantar, no.

palabras, palabras que ya no digo más

cosas que no voy a entender

y fotos
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fotos

viernes, abril 04, 2008



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...vas a estar ahí...

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en el silencio

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en la rutina de mis brazos

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plena de entusiasmo...

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lunes, marzo 31, 2008

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"I´m Finished", por Fede
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And people tell me
what a real nice guy you are
So come on, serenade me
on your acoustic guitar
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And don't believe me
if I claim to be your friend'cos given half the chance
I know that I will kill again
I will kill again
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viernes, marzo 28, 2008

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Todo lo demás
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No existe hombre
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o mujer en el mundo
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que no esté arrepentido
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y sin embargo todos callan
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¿donde guardan todo ese dolor?
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