miércoles, septiembre 05, 2007

luces del crepúsculo



bajo de la lugones con los ojos rotos, y una ruidosa multitud de estudiantes de la escuela metropolitanta de arte dramático me levanta un poco el ánimo. En el marco de una justa protesta a causa de las condiciones de su escuela, cantan a voz en cuello "se va a acabar, se va acabar, la careteada cultural" en las mismas narices de los que se quedaron con todas las entradas del festival internacional de teatro, que los miran sonriendo, pensando que seguramente se trata de alguna "perfomance" o algo similar. La agudeza de su acto me arranca una sonrisa, irónica debo reconocerlo.
Pero no dura mucho. Es que la emoción luego de ver la nueva película de aki kaurismaki es tan potente que supera cualquier sensación que surga. Aun no acabo de entender como es que puede tan fácilmente convertir una sonrisa en una mueca de tensión, de evitar llorar, de todo eso. Es la historia más triste que le he visto contar, y la cuenta con una fascinación tan grande que arrastra todo con ella.
En algún punto los hilos, el de la película y el de los estudiantes, se tocan, se unen. Porque mientras kaurismaki confirma su total resignación al trágico devenir del ser humano en nada pura, hay un grupo de personas que pelean y que cantan para retrasar lo más posible dicho devenir, enfrente de la nada misma, que viene a ser casi lo mismo que hace Kostinen en el film.
Una lucha por la lucha misma, la única opción que queda en este mundo HELADO que nos tapa el techo. Sin mirarlo, sin buscarlo, "porque con tanta porquería, la que nos mandan desde arriba, nosotros levantamos paraísos de inmundicia y de alegría".

1 comentario:

Niño Naranjo dijo...

Edwu, te dejo un abrazo. Sos y serás nuestro mejor Presidente de la comisión de fiestas. Muen cha!