miércoles, abril 25, 2007

Paseo sospechas por los nudos de la madera y adivino ramas alteradas y estrambóticas además de mi techo. Todo es lírico y alemán.
Ya este hueco en el colchón se afirma más y más y cada vez que lo lleno con mi tos de madrugada, más también se me rompe el corazón. Y sospecho, más allá de mi habitación, una noche eufórica, y sospecho su espectacular brillar una atrás de la otra sus estrellas sobre el frescor del rocío, y del mismísimo pasto.
Pero duermo, anhelando una omnipresencia tan imposible como poder no despertar. No sabré nada de nada por seis horas, y voy a perderme de tantas cosas como me sea posible.

1 comentario:

aldo pellegrini dijo...

acaso aquél poeta de la ausencia, Fernando Pessoa, algo de esto sabía.
y ha sabido además, dejarnos algunos versos que -como su maravillosa saudade- intentan lo imposible: callar el silencio que grita, inabarcable.

que bueno verlo de nuevo por acá.

salud y alegría!