Caminar por estas calles con tanto dolor pesandole a mis pies, a mi continuar. Mirando atrás en cada esquina esperando su correr hacia mi y besarme llorando que no es. Y si ella así lo quiere mi teléfono sonará, porque ella, a diferencia de mi, logra todo lo que se propone. Pero no va a sonar. Su odio es demasiado grande y ya no me responde. El dolor preexiste al golpe y por eso le duele tanto. ¿De donde sale este chocar? ¿como he podido encender semejante llama capaz de quemar todo lo vivo y transformarlo en un puñal, certero y filoso, que se clava en dos cuerpos a la vez?. Yo, que también se amar y que se abandonarme a vos, hoy mi espalda estaba demasiado hinchada y mi cuerpo demasiado sometido. Y así, como un viento que lo desmorona todo, no alcanza nunca con pedir perdón.